lunes, agosto 25, 2008

El día más maravilloso de mi vida (Parte 1)

Sí, fue el 9 de agosto de 2007... cuando conocí al hombre quien reúne todo lo que siempre quise... también lo fue el 9 de agosto de 2008... cuando me convertí en su esposa, su compañera para toda la vida.
Tumbada en la cama por más de 40 minutos desde las 9 de la mañana por un momento me pareció imposible, increíble, que estuviera a menos de 8 horas de convertirme en la señora de Gutiérrez.
Recordé esas etapas de mi vida en que, en general, me sentía triste y lloraba por los rincones por alguien y no pude más que reirme. Y entonces llegué a la conclusión de que todo lo que tuve que pasar en mi vida, bien valió la pena.
Levanté pensando en la infinidad de cosas que faltaban por hacer, pero que ya no tenía tiempo de nada.
En un abrir y cerrar de ojos pasó de ser las 9 de la mañana a las 12 del día!!! Pero eso no fue lo peor acerca del tiempo. No, no, no... lo peor es que me tardé 1 hora bañándome... sí, UNA HORA!
De repente llegó Cristina, la peinadora y demás "equipo". Todas hablando de la boda, de la luna de miel, etc. etc. Y sí, el tiempo volvió a hacer de las suyas.
Cuando se suponía que debían estar tomándonos las fotos a las 4.30 de la tarde, yo aún estaba sentada viendo cómo esas impresionantes pestañas postizas que me pusieron parecían todas mías!!! (En serio es increíble que no parecen postizas!)
Pero lo curioso fue cuando Cristina comenzó a hablar de lo lindo que nos vemos Esteban y yo juntos cuando me solté a llorar. Sí, la emoción me ganó y la única persona que pudo verlo fue mi querida Mónica González, quien desde temprano estaba ahí para tomarme un montonal de fotografías.
En ese momento sólo podía pensar: "Es cierto, voy a casarme".
Justo a las 5 de la tarde estaba poniéndome EL vestido... el gran vestido que en un principio pensé no me quedaría, ahora me bailaba en el cuerpo... genial!
Y entonces llegó el momento. Mientras la camioneta se estacionaba veía a lo lejos a Esteban quien se paseaba nervioso de un lado a otro. En cuanto me vio se tapó los ojos, corrió hacia mí y sólo me sonrió.
Llegamos tarde a la misa, 10 minutos tarde, por estar tomándonos las fotos. Y a pesar de que generalmente las misas pasan muuuy lento, esta me pareció ir demasiado rápido.
He de confesar que aproveché el momento para darle las gracias a Dios por haber puesto a alguien como Esteban en mi camino, por darme una segunda oportunidad, por hacerme la mujer más feliz en el mundo...
Con la originalidad que nos caracteriza (ajá), salimos de la iglesia directo a la plaza que está enfrente, a pasearnos entre la multitud. Claro, no paraban de vernos, de felicitarnos, aún sin conocernos; y nosotros de sonreír, de besarnos, de abrazarnos, de mirarnos.
Hoy no puedo más que decirles, en esta primera parte de lo que fue mi boda, que ese día, ese 9 de agosto, todo el dolor que mi vida acumuló por 30 años, desapareció en el momento en que dije: "sí Esteban, acepto ser tu esposa", y al mirarlo, no pude más que enamorarme más de él.

Continuará con la histora de la fiesta!
PD. Intenté subir una foto donde estamos los dos, guapísimos, pero esta chunche no me dejó, así que lo intentaré mañana. Adiu!

martes, agosto 19, 2008

Señora

Hay tanta mezcla de sensaciones dentro de mi que no sé por cual empezar.

Llegó el día y sí, desde hace 10 todas aquellas personas que no me conocían comienzan a llamarme: "señora". Es extraño. Por un lado me gusta, me hace sentir lo contenta que estoy por ser la señora de Gutiérrez, pero por otro, no me gusta, me hace sentir vieja... y claro que todavía no lo soy :P

Pienso que si en algún momento de mi vida me gustaría me llamaran sólo de esa manera, será cuando tenga hijos. Sí, desde que Esteban y yo nos conocimos el tema de los hijos ha sido constante... él dice que es la naturaleza, que nos dice que ya estamos listos para ser padres, yo sólo puedo pensar en que mis hijos, nuestros hijos, no podrán tener mejor padre que él.

Soy feliz. En estos momentos estoy a unos cuantos metros del lugar que siempre será mi segunda casa... el mar. Verlo, escucharlo, sentirlo, no puede dejar de hacerme sentir más feliz que nunca.

De regreso de mi luna de miel intentaré describirles qué tal es la Riviera Maya, aunque lo más importante siempre sea el describirles cómo he descubierto otra parte de mí que no conocía, pues sólo Esteban la ha encontrado. Lo amo. Te amo.