María Emilia nació hace 14 días a las 8.56 de la mañana. Fue una total aventura.
Dos días antes había comenzado con labor de parto, pero según mi doctor era una "falsa labor de parto", pues la bebé sólo se estaba preparando para los próximos días.
Vaya sorpresa que nos daría, pues a menos de 48 horas dijo: "ahí voy, me vale lo que opine el doctor", jajaja!
Me despertó cerca de las 4 de la mañana con dolores agudos en el vientre. Sólo me senté en la orilla de la cama porque leí que todo tiene que ser por gravedad, es decir, si quería un parto natural, la bebé bajaría solita por el canal de parto si tan sólo la ayudaba con algunas cosas, como el sentarme a la orilla de la cama y tomar un baño con agua caliente...
Hice todo lo que alguna vez leí y, para mi sorpresa, es cierto! Caminé por la casa con todo y dolor, pero yo pensé, y seguía pensando aun cuando estaba camino al hospital, que era una falsa labor de parto, pues el doctor me dijo que si era de verdad sentiría las contracciones que comenzaban en la espalda y atravesarían hasta mi vientre. Yo, al contrario, comencé a sentirlas en el vientre... ups!
El dolor efectivamente es como un cólico menstrual. Sólo que multiplicado por 10 o por 100 o por mil! Depende de cada persona, pues lo que para una es un dolor horrible, para otra puede ser una nimiedad.
En mi caso comenzó no tan fuerte, pero lo que me doblaba del dolor era la constante con que se presentaba cada contracción. No me daba tiempo ni de respirar! Me agaché varias veces y sentí cómo se abría mi vagina para que Emilia saliera... así estuve por 2 horas! Pero yo siempre quise un parto natural.
Mi esposo se metió a bañar conmigo y me daba masajes en la espalda (la cual no me dolía, pero él sentía que me ayudaba :D) hasta que de plano salí y ni caminar podía. Lo curioso fue que yo seguía pensando en que era una falsa labor de parto... jajaja!
A las 7 en punto, cuando hay mucho tránsito en la ciudad de México, salimos mi esposo y yo camino al hospital. Y lo que normalmente nos tomaba 10 minutos se convirtieron en 30. Y es que las contracciones ya duraban 45 segundo a 1 minuto en intervalos de 2 minutos.
Pobre de mi esposo quien trataba de evitar cualquier bache que distingue al DF, pero cuando caía uno, la contracción se hacía más fuerte.
Lo chistoso fue que para una labor de parto me faltaban en realidad cerca de 8 horas! El doctor dijo que no podríamos esperar pues Emilia comenzaba a tener taquicardia (tenía 190 latidos cuando lo normal es 140) y que estaba sufriendo. Y yo había llegado al hospital con 4 cm. de dilatación. Es decir, me faltaban 6.
Entonces toda mi idea de un parto natural se desvaneció. Me prepararon para la cesárea y dos horas después escuché a mi princesa llorar!
No sentí dolor alguno e incluso ahora no he sentido nada que me doble del dolor, algunas punzadas pero nada fuera de lo normal. Me pusieron anestesia epidural y una llamada "bombita" que es como morfina que me tuvo, por 24 horas después de la operación, en el cielo.
Lo que sí es que no me sentí nunca con la confianza de moverme libremente y, a decir verdad, me sentí un poco abrumada y desanimada por tanta cosa.
Pero al ver a Emilia, después de casi 8 horas de nacida, fue un shock! La vi y no me la creí. Bueno, actualmente también la veo y pienso: "wow! estaba en mi panza, se formó y creció y aunque me daba cuenta por los ultrasonidos, nunca me la imaginé así, que ya la estuviera cargando, que ya es una personita a quien me toca guiar y cuidar".
Los primeros días en casa son totalmente difíciles. Toda mujer debe aprovechar su estancia en el hospital para dormir, pues serán sus últimos días para dormir más de 6 horas seguidas. LITERALMENTE!
El primer día de Emilia en casa, mi esposo y yo NO dormimos. En todo momento la revisábamos para saber si estaba calientita e incluso si todavía respiraba. Pero eso ya lo contaré en otro post.