Desde hace ya casi 2 años que dejé de trabajar para formar una familia. Por momentos me he arrepentido hasta el grado de llorarlo porque duele profundamente dejar de lado algo por lo que trabajaste más de 15 años en obtener y de repente tener que hacerlo a un lado.
El 2 de agosto de 2008 decidí formar una familia con uno de los hombres más honestos y leales que he conocido en mi vida; y a partir de entonces todo ha cambiado bruscamente.
De ser una reportera "temida" por muchos por aquello que pudiera decir y que no les gustara, pasé a ser la esposa, la amiga, la "ama de casa" y ahora la madre.
En ocasiones quisiera poder compaginar todo y ser la "súper" esposa, madre, hija, ama de casa y amiga.
Admiro profundamente a aquellas mujeres que pueden hacerlo todo y seguir siendo ellas mismas; yo no he podido. Pero tampoco me arrepiento de ser lo que ahora soy.
Por momentos me pregunto si he perdido el rumbo y con entera honestidad me contesto afirmativamente. Me digo que me estoy oxidando y que me duele el corazón no poder seguir con mi carrera profesional. Sin embargo, existen otros momentos en que pienso que todo esto que me tocó vivir, el formar MI familia, es algo que en verdad vale mucho la pena.
Sin embargo, sé que soy capaz de compaginar muchas actividades, pero tengo miedo.
Sí, miedo de que si me dedico a otra cosa, descuide otra y entonces no haga ninguna con la pasión que me caracteriza.
Pero sé, muy dentro de mi, que lo que realmente sucede es que he perdido esa pasión que se necesita para hacer algo.
La única pasión que tengo es mi hija y mi esposo. Lo demás me entristece, me desanima, me enoja, me aburre. Quisiera que esa pasión regresara a mi, pero estoy segura que es exactamente como esos momentos de inspiración... llegan cuando menos te lo imaginas. I hope so.
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