miércoles, abril 07, 2010

Dormir como un bebé

Ayer, después de más de 2 meses sin poder dormir, pude quedarme en la cama por más de 8 horas. Sí, 8 horas!!!! Para una madre primeriza como yo mera esto es un gran logro!! Y es que mi bella Emilia durmió tan plácidamente que le regaló a su hermosa madre ese tiempo tan valioso para descansar.
Uno nunca se pone a pensar en lo que tiene hasta que lo pierde, es un hecho, no un dicho. Las tan poco valoradas horas de sueño antes de tener un bebé son tan preciadas los primeros meses de tener a tu pequeño (a) en casa.
En más de una ocasión he llegado a la conclusión que, si una tiene el privilegio de dedicarse exclusivamente a su bebé, nosotras, las mamás, debemos dormir como bebés!
Es decir, si el bebé se duerme a las 3 de la tarde por 5 horas, APROVECHAR y dormir a la misma hora y la misma cantidad de tiempo; y es que de no hacerlo y dedicarse a hacer los quehaceres de la casa mientras el bebé duerme es una muy mala idea y una termina más agotada que si hubieras dado de amamantar por 100 horas seguidas.
Si una está descansada, el tiempo que compartas con tu bebé también será espectacular, porque podrás jugar con él (ella) y disfrutar de esas hermosas cosas que hacen los bebitos, como sonreirte!!
(Emilia comenzó a reirse los primeros días de llegar a casa, quizá fue sólo un reflejo, pero en cuanto lo hizo me deshice de la emoción y sí, derramé mis primeras lágrimas de mamá :D )
Tener por lo menos un espacio para nosotras como individuos es súper importante en el comienzo de una nueva vida con un bebé en casa; quizá sólo sea el baño diario (al principio para mi bañarme era MI momento y lo ADORABA), o ver tu programa favorito, puede hacer una gran diferencia.
Entre las cosas que son INDISPENSABLES tener para contar con la tranquilidad de dormir la platicaré en otro post.
Ahora que ya son las 12 de la noche, aprovecharé que mi adorada hija duerme desde las 10 de la noche y no despertará hasta que pasen por lo menos un par de horas y descansaré antes de que despierte y entonces yo sea la cansada y ella una fresca lechuga. ABUR!

domingo, abril 04, 2010

Emilia enferma

Quiero compartir algo que sucedió con mi hija Emilia hace un par de semanas. De la noche a la mañana comenzó a hacer popó con sangre.
Obvio me espanté, a ningún papá le gusta ver que su hijo de 2 meses haga de esa manera.
Como era de esperarse, recurrí con su pediatra a quien le expliqué que además no quería comer, por lo que indicó darle de tomar en intervalos de 15 minutos 1 onza de suero Pedialite.
Sin embargo, Emilia continuaba haciendo popó con sangre. Se lo reiteré varias veces a su pediatra quien recomendó hacerle un par de estudios. Uno, el de rotavirus, y otro, el de ADN. Cuando mi esposo preguntó el costo de éstos nos dimos cuenta que el doctor en cuestión sólo quería "salir" del problema enviándonos a hacerle estudios muy caros, pues uno salía en 600 y el otro en 10 mil pesos.
Era domingo y nos sorprendimos al ver que ningún laboratorio abría, por lo que tuvimos que recurrir al laboratorio de un hospital. Le pidieron llevar la muestra de la popó con sangre en un recipiente estéril para hacer el estudio de rotavirus. Y es que primero nos dijeron que lleváramos el pañal, pero después que mejor en un recipiente. Es importante decirles que la muestra que tomen no debe permanecer sin ser examinada por más de 1 hora, pues de lo contrario no sirve y debe volver a tomarse.
Emilia nunca se deshidrató, pero estuve leyendo en internet de casos en los que los bebés que hacen popó con sangre se deshidratan con mucha rapidez. Y por lo que nos comentó su nuevo pediatra, hay bebés que en menos de 8 horas mueren por no ser atendidos correctamente.
Los resultados del examen de rotavirus lo entregaron en el mismo instante y resultaron negativos, por lo que las opciones de qué tendría se fueron reduciendo. Mi esposo y yo decidimos no hacerle el estudio más caro y mejor pedir una segunda opinión luego que el pediatra dejó de contestarnos el teléfono.
Al día siguiente, lunes, busqué un nuevo doctor quien al ver a Emilia dijo: "se ve muy bien", pero le mostramos una fotografía que había tomado con mi celular del último pañal de la bebé, en el cual estaba repleto de popó con sangre, y cambió de parecer.
En ese mismo instante dijo que no se la iba a jugar a investigar si era una bacteria (pues el virus ya estaba descartado), que en ese mismo momento fuéramos a comprar la medicina para que la inyectaran y comenzara a hacer efecto.
Así lo hicimos, compramos el medicamento y la inyectaron. Emilia ni lloró de tan enferma que estaba. También pidió hacerle más exámenes los cuales se los hicieron en el mismo hospital.
Dijo que había que descartar primero que Emilia no tuviera alguna bacteria, o que fuera alérgica a la proteína leche y en última instancia verificar si no tenía algún problema con su intestino; pero que mientras eran peras o manzanas, que la inyectaran para evitar que le diera asepsia, es decir, que en caso de que tuviera alguna bacteria en su intestino se propagara a la sangre.
Además de eso, le recetó otro antibiótico y que siguiéramos dándole suero.
Algo muy importante que dijo fue que lo único que mantenía a Emilia muy bien físicamente era que es amamantada. Dijo que mi leche la tenía estable; y ahí comprendí la importancia de darle pecho a los bebés. ES súper importante, pues según el doctor, Emilia tenía anticuerpos gracias a ella, y por eso se defendía de esa bacteria que la infectó.
Efectivamente, los resultados de los exámanes fueron que tenía una bacteria en el intestino, la cual el doctor atacó desde el momento en que vio la fotografía de su popó con sangre.
Me recomendó seguirla alimentando y darle de complemento la fórmula Nutrilón Pepti Junior, la cual por cierto es muy cara (en la farmacia San Pablo cuesta 330 pesos y en la del Ahorro 360 pesos), pero que es muy buena para los bebés que tienen alergia a la leche.
De igual forma, que yo no consumiera ningún tipo de lácteos para evitar que recayera. Desde entonces no consumo nada de leche, queso, yogurt ni nada por el estilo, pero que ha ayudado a Emilia a reponerse bastante bien.
Al día siguiente, martes, tuvieron que inyectarle de nuevo el complemento del antibiótico, pero para el miércoles estaba mucho más repuesta, y para el jueves su popó era color mostaza como antes.
Es importante verificar que los bebés hagan correctamente para evitar ese tipo de situaciones. No basta con cambiarles el pañal, sino ver el color de su popó y hasta el olor. Según lo que explicó el doctor, los bebés que no consumen sólidos no tienen por qué hacer popó con algún olor, los pañales deben estar con popó color mostaza, semillitas (que es lo que indica que están siendo alimentados por su mamá) y sin olor.
De igual forma, verificar lo que la mamá come. Es importante tener una dieta, pues aunque parezca mentira, todo lo que nosotras consumimos, afecta al bebé.
Emilia está bastante bien ahora, pero yo procuro no consumir nada que pueda causarle incluso cólicos, nada irritante y por supuesto nada de lácteos.

Pasión

En la vida hay momentos en los que una tiene que tomar decisiones aunque no se desee. Algunas pueden ser banales, pero otras de suma importancia; pero siempre son decisiones que marcan, para bien o para mal, nuestra vida.
Desde hace ya casi 2 años que dejé de trabajar para formar una familia. Por momentos me he arrepentido hasta el grado de llorarlo porque duele profundamente dejar de lado algo por lo que trabajaste más de 15 años en obtener y de repente tener que hacerlo a un lado.
El 2 de agosto de 2008 decidí formar una familia con uno de los hombres más honestos y leales que he conocido en mi vida; y a partir de entonces todo ha cambiado bruscamente.
De ser una reportera "temida" por muchos por aquello que pudiera decir y que no les gustara, pasé a ser la esposa, la amiga, la "ama de casa" y ahora la madre.
En ocasiones quisiera poder compaginar todo y ser la "súper" esposa, madre, hija, ama de casa y amiga.
Admiro profundamente a aquellas mujeres que pueden hacerlo todo y seguir siendo ellas mismas; yo no he podido. Pero tampoco me arrepiento de ser lo que ahora soy.
Por momentos me pregunto si he perdido el rumbo y con entera honestidad me contesto afirmativamente. Me digo que me estoy oxidando y que me duele el corazón no poder seguir con mi carrera profesional. Sin embargo, existen otros momentos en que pienso que todo esto que me tocó vivir, el formar MI familia, es algo que en verdad vale mucho la pena.
Sin embargo, sé que soy capaz de compaginar muchas actividades, pero tengo miedo.
Sí, miedo de que si me dedico a otra cosa, descuide otra y entonces no haga ninguna con la pasión que me caracteriza.
Pero sé, muy dentro de mi, que lo que realmente sucede es que he perdido esa pasión que se necesita para hacer algo.
La única pasión que tengo es mi hija y mi esposo. Lo demás me entristece, me desanima, me enoja, me aburre. Quisiera que esa pasión regresara a mi, pero estoy segura que es exactamente como esos momentos de inspiración... llegan cuando menos te lo imaginas. I hope so.

martes, febrero 23, 2010

Angustia

Hoy me siento una mala madre. Llevo 18 días de serlo y parece que no logro entender lo que Emilia necesita, y peor aún, cuando le doy de comer y ella me ve, siento que no me quiere. ¿Me estaré deprimiendo?
No puedo estar más que feliz por tener a mi bebita entre mis brazos, por poder hablarle y decirle cuánto la amo, pero me angustia cuando llora y no logro saber qué necesita... ojalá pudiera "conectarme" con ella para saber con exactitud lo que ella requiere. ¿Por qué no logro entenderla?
Mis ilusiones siguen intactas, y sobre todo mi alegría y amor incondicional por ella, pero quisiera poder ayudarla a sentirse mejor. Intento de todo, desde cambiarle el pañal hasta quitarle ropa que pienso le incomoda, pero nada funciona; llora y me parte el corazón.

viernes, febrero 19, 2010

Nació Emilia! Una aventura...

María Emilia nació hace 14 días a las 8.56 de la mañana. Fue una total aventura.
Dos días antes había comenzado con labor de parto, pero según mi doctor era una "falsa labor de parto", pues la bebé sólo se estaba preparando para los próximos días.
Vaya sorpresa que nos daría, pues a menos de 48 horas dijo: "ahí voy, me vale lo que opine el doctor", jajaja!
Me despertó cerca de las 4 de la mañana con dolores agudos en el vientre. Sólo me senté en la orilla de la cama porque leí que todo tiene que ser por gravedad, es decir, si quería un parto natural, la bebé bajaría solita por el canal de parto si tan sólo la ayudaba con algunas cosas, como el sentarme a la orilla de la cama y tomar un baño con agua caliente...
Hice todo lo que alguna vez leí y, para mi sorpresa, es cierto! Caminé por la casa con todo y dolor, pero yo pensé, y seguía pensando aun cuando estaba camino al hospital, que era una falsa labor de parto, pues el doctor me dijo que si era de verdad sentiría las contracciones que comenzaban en la espalda y atravesarían hasta mi vientre. Yo, al contrario, comencé a sentirlas en el vientre... ups!
El dolor efectivamente es como un cólico menstrual. Sólo que multiplicado por 10 o por 100 o por mil! Depende de cada persona, pues lo que para una es un dolor horrible, para otra puede ser una nimiedad.
En mi caso comenzó no tan fuerte, pero lo que me doblaba del dolor era la constante con que se presentaba cada contracción. No me daba tiempo ni de respirar! Me agaché varias veces y sentí cómo se abría mi vagina para que Emilia saliera... así estuve por 2 horas! Pero yo siempre quise un parto natural.
Mi esposo se metió a bañar conmigo y me daba masajes en la espalda (la cual no me dolía, pero él sentía que me ayudaba :D) hasta que de plano salí y ni caminar podía. Lo curioso fue que yo seguía pensando en que era una falsa labor de parto... jajaja!
A las 7 en punto, cuando hay mucho tránsito en la ciudad de México, salimos mi esposo y yo camino al hospital. Y lo que normalmente nos tomaba 10 minutos se convirtieron en 30. Y es que las contracciones ya duraban 45 segundo a 1 minuto en intervalos de 2 minutos.
Pobre de mi esposo quien trataba de evitar cualquier bache que distingue al DF, pero cuando caía uno, la contracción se hacía más fuerte.
Lo chistoso fue que para una labor de parto me faltaban en realidad cerca de 8 horas! El doctor dijo que no podríamos esperar pues Emilia comenzaba a tener taquicardia (tenía 190 latidos cuando lo normal es 140) y que estaba sufriendo. Y yo había llegado al hospital con 4 cm. de dilatación. Es decir, me faltaban 6.
Entonces toda mi idea de un parto natural se desvaneció. Me prepararon para la cesárea y dos horas después escuché a mi princesa llorar!
No sentí dolor alguno e incluso ahora no he sentido nada que me doble del dolor, algunas punzadas pero nada fuera de lo normal. Me pusieron anestesia epidural y una llamada "bombita" que es como morfina que me tuvo, por 24 horas después de la operación, en el cielo.
Lo que sí es que no me sentí nunca con la confianza de moverme libremente y, a decir verdad, me sentí un poco abrumada y desanimada por tanta cosa.
Pero al ver a Emilia, después de casi 8 horas de nacida, fue un shock! La vi y no me la creí. Bueno, actualmente también la veo y pienso: "wow! estaba en mi panza, se formó y creció y aunque me daba cuenta por los ultrasonidos, nunca me la imaginé así, que ya la estuviera cargando, que ya es una personita a quien me toca guiar y cuidar".
Los primeros días en casa son totalmente difíciles. Toda mujer debe aprovechar su estancia en el hospital para dormir, pues serán sus últimos días para dormir más de 6 horas seguidas. LITERALMENTE!
El primer día de Emilia en casa, mi esposo y yo NO dormimos. En todo momento la revisábamos para saber si estaba calientita e incluso si todavía respiraba. Pero eso ya lo contaré en otro post.

martes, enero 05, 2010

Emilia

María Emilia no tarda en nacer. Más allá de las fechas, de los plazos que siempre se tienen marcados, sé que ahí viene ya, la siento, la percibo, la huelo ya en todas partes.
Los meses pasaron más rápido de lo que esperaba. Siempre pensé que tendría 9 meses completos para poder arreglar todo para cuando llegara. Hoy no tengo nada listo para ella.
No es exageración; más bien el tiempo se fue volando. Pero también sé que en cuanto la vea los planes que pudiera tener se irán a la basura, todo saldrá al día, paso a paso, como cuando te enseñaron a escribir e incluso a leer.
Tengo mucho miedo, es cierto. Pero no miedo a que nazca, sino a poder ser la madre que ella necesita.
Por mucho tiempo, desde que conocí a su padre, quise tener un hijo con él. Sí, esas cosas se sienten, se llevan en el corazón... cuando encuentras a tu media naranja no hay de otra, se complementan perfectamente hasta los huesitos del centro que han sido cortados. Él y yo empatamos de tal manera que ahora somos uno, y nunca he dejado de darle gracias a Dios por haberlo puesto en mi camino; es un hombre maravilloso, a quien sólo le preocupa hacerme feliz.
De inmediato supimos que queríamos tener un hijo, fue instantáneo. Y lo buscamos con tanta ilusión que cuando llegó la noticia no pudo más que hacernos inmensamente feliz.
Fue un proceso de búsqueda bastante difícil. Tan difícil que continuamente una busca explicaciones y, en muchas ocasiones, las que más, se culpa a una misma por no poder procrear de inmediato.
Pero la naturaleza y Dios son muy grandes. Y todo llega en el momento en que deben llegar. Ni antes ni después. Emilia llegó a nuestras vidas en el momento justo para completar nuestro amor.
De esa búsqueda lo único que puedo decir es que Dios no castiga, no tiene por qué. Sólo nos enseña la gran sabiduría de la vida. Como tolerar, ser pacientes, desear que las montañas se muevan para que así suceda.
En este momento puedo decir que tanto Esteban como yo fuimos un poco impacientes, pero llegó. Y a unos días de que nazca sólo puedo decir que sí, esa felicidad que todas las madres dicen que se siente, es real.
Imagino que en el caso de los hombres sucede algo similar, pero no hay nada como sentir que alguien está creciendo dentro de ti, que esos movimientos de "alien" que de repente ves y sientes en tu panza realmente suceden porque alguien se está moviendo al ritmo de tu corazón.
Es maravilloso. Sí. Y también inquietante. La mayoría de las veces me pregunto cómo será Emilia. A quién se parecerá. Tendrá mi mismo carácter? Será berrinchuda? Le gustará la escuela? Le gustará mi comida?
Es difícil contestar esas preguntas incluso ahora mismo y en un futuro a menos que sea ella misma quien lo haga, pero creo que toda mamá se lo ha preguntado alguna vez durante el transcurso del embarazo.
Sé que estoy a unos días de tenerla ya en mis brazos, de poder cargarla, acariciarla, besarla, verla, enamorarme de ella sólo con verla, esperar que me sorprenda día a día, esperar sorprenderla cada momento... pero estoy segura que también extrañaré el embarazo. El sentirla dentro de mi, sin que nadie más tuviera esa exclusividad, ese derecho más que yo.
Estos últimos momentos más que de ver una panza crecer son de inquietud, de saber y no saber. De preguntar y no encontrar la respuesta porque ésa sólo la tendré cuando la situación se presente, cuando tenga que resolver algo, cuando tenga que contestarle alguna pregunta de la cual ni yo sepa la respuesta pero que tendré que hacer porque confía tanto en mi que no podrá hacérsela a alguien más.
Sí, no soy ni la primera ni la última madre, pero sí la única madre que Emilia tendrá. Buena o mala, con defectos o virtudes, esa seré yo para ella. Me da miedo, sí. Miedo a que no sea lo que ella espera, pero de lo que si podrá estar segura es que haré mi mayor esfuerzo para ser no sólo su madre, sino su amiga, su compañera, su confidente, su apoyo y su ejemplo.
Ayy! ya quiero cargar a mi chiquita! Qué emoción!