¿Ivonne?

No hay una Ivonne resignada. Tampoco una que mire a futuro. Y mucho menos una estable emocionalmente. ¿Qué Ivonne exite entonces?
Esta semana no me he dado el tiempo para pensar en él. Quiero hacerme cargo de mi, y aunque por el momento resulta doloroso, quiero aprender de mi y quedarme conmigo. Si él no fue capaz de atreverse a quedarse conmigo, yo sí.
Y ahora el panorama es distinto. Pero, ¿cómo creer en alguien quien dice que me ama, pero no lucha por mi? No tiene sentido.
"Qué fácil es hablar de amor, si no se da con ello el alma". Es cierto.
¿De qué sirve decirle a "todos" del gran amor que se siente, si se es incapaz de transmitirlo, si no se puede gritar ni se tiene espacio entre los dos?
Mi corazón se siente cansado.
Ya no necesito que me tire las migajas de su pan por si me pierdo. Me indigna que no mate la esperanza, porque sé que sólo lo hace porque no quiere que me vaya... y tampoco me da una señal de luz del camino a seguir.
Desgraciadamente no puedo darle la fuerza y las ganas que le hacen falta.
La Ivonne que existe ahora es quizá una aproximación de la descrita al inicio de esta entrada, pero también hay otra parte. La otra parte de Ivonne que ya no desea traicionarse. Y por el momento, esa predomina.